Durante el tratamiento en sí, el paciente puede experimentar una leve sensación de ardor, que se puede aliviar enfriando la piel o aplicando una crema anestésica antes del procedimiento, si la piel es sensible.
Inmediatamente después del tratamiento, puede haber un cambio temporal en el color de la piel y, más tarde, la formación de pequeñas costras que pueden persistir durante varios días. Después del procedimiento, es importante proteger el área tratada de la exposición al sol y aplicar crema según la recomendación del médico durante unos días. Después del tratamiento, el paciente puede experimentar una ligera hinchazón, enrojecimiento y, ocasionalmente, la aparición de costras, que se eliminarán en un plazo de 3 a 5 días.
Durante las sesiones posteriores de terapia láser, el color del tatuaje se desvanecerá gradualmente, mientras se conserva la estructura natural de la piel. Aunque el efecto visible es inmediato, a menudo es necesario repetir el procedimiento. El número de sesiones depende de la intensidad, profundidad y extensión del tatuaje, y generalmente se repite entre 4 y 8 veces, con intervalos que suelen ser de 4 a 6 semanas.
